Cuando estamos frente al entrevistador en una cita laboral, es difícil saber que decir y que evitar decir para que no seamos mal interpretados o caigamos en el desagrado del interlocutor. Por ello veamos algunas de las posibles preguntas y situaciones que se pueden presentar para que logremos salir airosos de nuestra entrevista. Ten en mente un viejo proverbio popular: “Uno es esclavo de las palabras que dice, y amo de las que calla”.
Los primeros minutos suelen servir para romper el hielo, al igual que las primeras preguntas. Una manera de comenzar por parte del entrevistador es el método directo: “Juan, cuénteme sobre usted”. Con esto no nos está pidiendo que hagamos un relato de lo que ya hemos puesto por escrito en nuestro currículo. Más bien quiere que nos expresemos con relación a aspectos que no pudimos incluir en la hoja de vida, pero atención, es importante ser breves y hablar de manera positiva. Los detalles de nuestra vida laboral pueden ser comentados más adelante.
“¿Por qué desea trabajar con nosotros?” ‘No tengo empleo’ o… ‘Estoy desocupado’, no son respuestas acertadas. Lo que se espera es que podamos dar algunas razones por las que nos interesaría trabajar para esta empresa en particular; por ello como hemos dicho en un artículo anterior, es importante averiguar antes de la entrevista datos sobre la empresa, si conocemos el puesto para el que ofrecen plaza, investigar de lo que implica, y entonces basar nuestra respuesta en estos datos.
“¿Por qué le han dejado cesante en su empleo anterior?” Detengamos nuestro impulso de querer justificarnos echando culpas sobre nuestro anterior jefe, no nos hará ningún bien querer impresionar a nuestro entrevistador sugiriendo que nos tenían envidia o a raíz de que veían en nosotros una amenaza a su posición. Mas bien, usando tacto podríamos dar una respuesta breve y al punto de lo que ‘según mi parecer’ ha sido el motivo.
“¿Cuáles son sus pretensiones económicas?” Aquí está un punto crítico, por lo menos desde nuestra posición. Si pedimos mucho, quizás no estén de acuerdo en contratarnos, y si pedimos poco… es como si nuestras habilidades no fueran las mejores. Una salida diplomática podría ser decirle que estamos dispuestos a aceptar un salario acorde con el puesto de responsabilidad que cubriremos. Y si insiste con que le digamos una cifra… aquí de nuevo es útil que hayamos tomado la precaución de haber investigado cuál es el sueldo promedio para este puesto, y sin titubeos hacer la propuesta.
Aún no hemos terminado con la entrevista… nuestro interlocutor todavía quiere ponernos a prueba. Seguimos en el próximo artículo.
Deja una respuesta