En la primera parte sobre qué decir y evitar en la entrevista laboral, vimos que hay ciertas preguntas que nuestro entrevistador puede hacernos que nos llevan a situaciones difíciles de contestar, pues de acuerdo a lo que digamos podemos causar una buen o mala impresión.
Retomamos aquel tema ubicándonos nuevamente en la entrevista laboral, cara a cara con nuestro entrevistador.
Recuerda que lo que estamos considerando no es cómo ocultar quienes somos, sino de controlar adecuadamente la entrevista, usar las palabras justas siendo locuaces cuando es apropiado pero lacónicos cuando es debido.
El entrevistador comienza a profundizar en nuestras cualidades profesionales…
“¿Podría decirme cuales considera usted sus puntos fuertes y los débiles?” Esta es una pregunta infaltable, especialmente cuando aplicamos por un puesto en una organización de ventas. Es importante que seamos concisos con respecto a los puntos que vamos a mencionar.
Una buena estrategia es mencionar dos aspectos positivos, luego tres o cuatro que consideramos negativos (aquí es importante que lo mencionado como negativo sea a su vez algo positivo en lo laboral, por ejemplo: “Un aspecto negativo es que tiendo a ser perfeccionista con mis tareas”), y por último mencionar otros puntos positivos entre los cuales algunos compensen los negativos.
“Dígame, ¿qué cree usted que puede aportar a nuestra empresa?” No deberíamos lanzarnos con una lista de todo lo que consideramos que podríamos hacer, pues daría la impresión que lo que actualmente se hace en la empresa está mal dirigido. Podríamos mencionar uno o dos aspectos para mostrar que seremos útiles sin dudas.
“¿Por qué cree que lo deberíamos contratar?” En este punto es apropiado que podamos puntualizar por lo menos cinco razones por las que tienen que considerar nuestra contratación. Si no podemos dar cinco razones… ¿será que estamos adecuadamente capacitados para este puesto?
“¿Cuáles son sus objetivos a corto y largo plazo?” Poder describir nuestras metas da una imagen de seguridad, confianza, claridad de pensamiento y convicción de trabajo. Por ello, vale la pena que tengamos en claro cuales son nuestros objetivos. Si no tenemos claro esto, es como estar piloteando un avión que tiene los controles descompuestos, estaríamos yendo por la vida sin un sentido claro.
Como hemos visto, en estas dos partes de la entrevista laboral (qué decir y qué evitar), hasta las preguntas más difíciles pueden manejarse con prudencia y solvencia, si tenemos un plan hemos meditado en la situación antes de ser entrevistados.
El profesionalismo con el que te desempeñes durante la entrevista será un factor decisivo en tu contratación.